¿Sabéis lo inteligente que puede llegar a ser vuestra mente? Independientemente de que seáis muy listos o torpes, vuestra mente, en este paso al que vais a entrar ahora, será la más lista de los dos. Parecerá separarse un poco de ti. Quizás es porque está cansada de tu actitud. Ten en cuenta que ella ha querido abrirte los ojos desde el principio y se los ha negado todo y cuando ya no le has negado nada, te has convertido en una persona que no has querido, obligándola a ella a ser de otra manera.
Estas en el punto en que tu mente, que no tu, comenzará a urdir planes para que te enfrentes a la situación, pero hasta la mente se puede equivocar, porque lo hará desde la rabia, tu paso anterior, con lo cual los efectos serán cada vez más negativos y menos propicios para ti.
Lo más probable es que en este punto comiences a leer una y otra vez tu contrato. Yo lo hice, incluso me plantee buscar un abogado, pero económicamente no me lo podía permitir, por lo que me tuve que aguantar.
Pero en este punto fue cuando empecé a volverme maléfica y empiezas a pensar: os habéis reído de mí, pero os vais a cagar. Si, suena fatal, pero fue así. Comenzarás a buscar cualquier resquicio por el que atacar a la editorial.
Yo, lo primero que hice fue hablar con ellos y comentarles lo de la errata, pero claro, la pelota volvió pronto a mi tejado y me dijeron que cuando ellos me la dieron ya corregida, yo no lo vi, por lo que ellos la imprimieron así.
Razón tenían, ¡pero ostias!, y perdón por la palabra, yo había invertido un buen dinero para que esas cosas las vieran ellos, que yo ya no veía nada en ella de tantas veces como me la había leído, y no lo habían visto.
Pero claro, tocó callarse, y la rabia, la ira, el odio y la maldad comenzaron a pegarse a mí como mi sombra. Peor incluso, que esa no se iba de noche. Y comencé a buscar toda la información sobre ellos para ver si encontraba más casos como el mío y poder cantarle las cuarentas. Comencé a comentar en post de otros autores e incluso me veía escribiendo a aquellos que en breve publicarían con ellos para advertirles.
Bueno, yo no, mi mente, pero mi mente debió de arrepentirse porque al final no lo hice. Me callé, me lo tragué todo, porque en este punto ya no quieres bajar al primer escalón y negar, y te quedas entre la ira y la negociación, pero ya no sabes ni con quien negociar, si con la editorial o contigo mismo.
Estás perdido, aturdido, cansado, abatido, triste. No entiendes como hacía solo unos meses eras la persona más feliz del mundo y este punto te sientes el más desdichado. No sabes que hacer y empiezas a buscar a tu novela por todas partes. A ver si así, puedes atacarlos.
La mía no estaba ni en Barcelona, ni en Madrid, ni en Logroño. Eso, de la gente que me habló desde esos puntos, que a saber en qué librerías llegó a estar. En Badajoz, la capital de mi pueblo, solo llegó un ejemplar. Pero claro, le escribes a la editorial y te dicen que ellos ahí no tienen nada que ver, que eso es cosa del distribuidor.
Vamos, que todos los ataques tuyos los detienen de momento. A ellos sí que parece funcionarles el escudo, mientras que del tuyo ya no queda nada.
Ya no puedes negar más, la ira ya forma parte de ti y las negociaciones no han servido para nada, ¿pero sabes una cosa? Solo te falta un paso para llegar a la cima, pero es el peor de todos, pues en breve entrarás en la depresión y amigo o amiga, ahí hay que estar el menor tiempo posible, sino, es probable que no vuelvas a salir.